Decidí acercarme a saludar. Un saludo de él me dejaba sonriendo, imagínenme. Me alejé un poco y me puse a bailar, no bailaba para mi ni para los demás sino:
para él. Honestamente lo disfrutaba. Sus ojos posados en mí, en nadie más. En
ninguna más.
Lo deseaba profundamente. Me dirijí nuevamente hacia donde se encontraba mientras nuestras miradas se cruzaban.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hola